Aguantarse un estornudo puede dañar la audición.
Al estornudar, el aire que se expulsa viaja a unas 160 kilómetros por hora. Si aguantamos esta fuerza (por ejemplo, tapándonos la nariz o cerrando la boca), el aire es empujado dentro del tubo de Eustaquio, que conecta al oído medio con el tímpano, y podría ocasionar un tímpano roto y la pérdida auditiva. Esta presión también puede forzar a las bacterias de tu nariz a regresar a las cavidades cubiertas de mucosa o hacia adentro de los oídos causando una fuerte infección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario